sábado, 28 de noviembre de 2009

EMPRENDER CON POCO: UN CASO EJEMPLAR


Hace muchos años conocí a Juana, un ama de casa con primaria incompleta, que vendía una y otra cosa para ayudar a su hogar o tener ella algún dinero para sus gastos personales y para sus hijas.

Ella siempre muy activa, muy dinámica, experimentó varios negocios muy pequeños. Era muy decidida, vendía comida, productos de belleza, alfombras de alpaca, entre otros. Desarrolló un gran talento en la cocina, sabía preparar muy buenos platos. Aprendió a vender y a tratar a los clientes.

Ella no podía avanzar más porque tenía algunos frenos por parte de su esposo, hasta que después de muchos años, llegó el momento que tanto esperaba: se desató de las ataduras que le imposibilitaba hacer realidad su sueó, y decidió hacer empresa. Compró una cámara filmadora a plazos y se dedico a filmar en fiestas y eventos. En dichas fiestas y eventos, observaba con detenimiento y tomaba nota de los detalles que podía, y así aprendió mucho acerca del negocio. Sin embargo, una cosa es ver y otra ejecutar el servicio. Aun así, no conocía el tema de los proveedores y otros detalles del negocio.
Así, con lo poco que aprendió en ese tiempo, se lanzó a ofrecer servicios generales de eventos sin tener nada más que su filmadora. Aunque no tenía mayores recursos, había planeado ofrecer sus servicios a través de la tercerización, es decir que ella iba a contratar a terceros los servicio de alimentación, menaje, toldos, tortas, tragos y bebidas; es decir todo.

Alquiló un local pequeño, de 2 x 2 metros en un centro comercial también pequeño. Empezó con un pequeñísimo capital; pero, tenía un sueño: Tener su gran negocio propio.

Hasta que le llega el primer contrato, para atender una fiesta de quinceaños. Cuando llegó el día de ejecutar el servicio, como era de esperar tuvo dificultades y cometió varios errores, a tal punto que el cliente no le pagó por el servicio, pues consideró que el servicio fue muy deficiente.

Ella consciente de sus errores, lo aceptó; pero, no se rindió. Al contrario, esto lo tomó como experiencia y le sirvió de lección, y a partir de allí se preparó mejor y empezó a dedicarse con más ahínco, sacrificio y dedicación.

Es así que poco a poco, fue conociendo más el negocio e iba ganado experiencia y clientes. Aprendió a hacer empresa haciendo empresa.

Ella se decía a sí misma: “nunca digas al cliente que no tienes o no puedes dar o hacer tal o cual servicio, aún cuando no tengas experiencia en el”. Se basaba en que en este negocio, todo se puede tercerizar, y por lo tanto no hay necesidad de conocer a profundidad todos los servicios o haber tenido experiencia. Un ejemplo es el servicio de un mariachi, para una serenata, que se puede subcontratar.

Poco a poco su negocio fue creciendo, y ella de manera inteligente decidió invertir gran parte de sus ganancias en comprar mesas, sillas, utensilios, de manera de tener una cantidad mínima necesaria para no depender de otros, para atender la mayoría de servicios que son pequeños o medianos. Ahora, con otra visión esta en la búsqueda de tener un mayor stock de utensilios y otros para dar el servicio a terceros, a parte del negocio de eventos propiamente.

Gracias a su empuje y capacidad de ventas ha logrado ganar clientes institucionales muy importantes. Una característica de su negocio para atender a estos clientes y que le da muy buenos resultados es la atención rápida.

Ahora, ella mantiene a su familia, ha involucrado a sus hijas en el negocio, y se va para arriba.

La verdad es que me llenó de alegría ver sus logros y especialmente las potencialidades para escalar más y más. En la actualidad la estoy asesorando, capacitándola para que pueda darle solidez a su empresa y pueda asegurar un crecimiento sostenido y sin mayores riesgos.

Lo que rescato de la experiencia de Lourdes es:
• Para emprender un negocio no se necesita tener estudios superiores, no se necesita mucho dinero, como equivocadamente piensan muchos.
• Es fundamental aprender a vender.
• Es fundamental la firme decisión de hacer empresa, la fuerza de voluntad, la perseverancia y la capacidad de sacrificio.
• También saber tratar muy bien a sus clientes, sabe darle lo que necesita y en el momento preciso, manejar muy bien las relaciones públicas.

”En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada.”
Franklin D. Roosevelt


LEE, CONSULTA, APRENDE Y EMPRENDE

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